El tiempo, lamentablemente, no se detiene.
El tiempo, afortunadamente, no se detiene.
Tanto el encuentro como el desencuentro le son inherentes...
No hay moraleja... tan solo otro indicio de la paradoja.
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Detalle de un antiguo trabajo (principios de 2008). Realizado en lápiz, sin título.
Quizás no impresione, pero sirve para contrastar...